Me recuerdo con los compañeros del trabajo celebrando algo. Me recuerdo conversando con los amigos y hablando de cosas serias y tontas con las amigas.
Me recuerdo volviendo de la Universidad, cargada de libros, en San José. Sola.
Me recuerdo navegando por el Titicaca, báñándome en el Caribe de Puerto Viejo. Sé que fuimos juntos, pero no te recuerdo.
No estás en mis recuerdos. No lo entiendo.
Creo que, aunque fui a vivir tan lejos porque el engaño del enemoramiento me hizo perder cualquier sentido de la lógica, nunca viví contigo.
Nunca. Estás ausente en mis recuerdos porque nunca estuviste presente. Fue como una misa de requiem: De cuerpo presente. Tu alma, tu ajayu, tu vida nunca estuvo junto a la mía.
Cuando nuestra hija me pide algo que no puedo darle, cosas sencillas o complicadas, y yo tengo que ver qué invento, te recuerdo. Recuerdo tu ausencia, la de siempre.
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Me recuerdo mirando el Illimani cada día. |
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